miércoles, 25 de noviembre de 2015

Principios del aprender



Trecho: "Los maestros parecen descuidar esto totalmente. Veo al mayor de mis muchachos volviendo de la escuela ya cambiado, brutalizado, con la mirada dura. De nuevo pregunto: Qué he de hacer? Creo que los amo, de otro modo no estaría hablando así acerca de ellos. Pero encuentro que nada puedo hacer, la influencia del medio es demasiado fuerte, la competencia va en aumento, la crueldad y la eficiencia se han vuelto las normas. Así que todos ellos llegarán a ser como los otros: insensibles. El resplandor se habrá ido de sus ojos y la sonrisa feliz nunca más volverá a aparecer del mismo modo. Así, como un padre entre un millón de otros padres, he venido a preguntar qué he de hacer. Veo qué efecto producen la sociedad y la cultura, pero yo debo enviarlos a la escuela. No puedo educarlos en la casa; no tengo tiempo ni lo tiene mi esposa y, además, ellos deben estar en compañía de otros niños. En mi casa les hablo, pero es como una voz en el desierto. Usted sabe, señor, lo terriblemente imitadores que somos, y así son los hijos. Ellos quieren pertenecer a algo, no quieren ser excluidos, y los líderes políticos y religiosos usan esto y lo explotan. Y al cabo de un corto tiempo ellos marchan en los desfiles, saludan la bandera, se manifiestan contra esto o aquello, gritando y arrojando piedras. Están perdidos, terminados. Cuando veo esto en mis hijos me deprimo tanto que a menudo quiero suicidarme. ¿Hay en absoluto algo que yo pueda hacer? Ellos no quieren mi amor. Quieren un circo, como yo lo quería cuando era un muchacho, y se repite el mismo patrón."



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